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Se cree que algo violento y destructivo yace en el centro de la mayoría de las galaxias, y la nuestra no es una excepción:
Alberga un agujero negro gigantesco.
Los agujeros negros se forman cuando las grandes estrellas colapsan sobre sí mismas en un solo punto.
Son tan densos que ni siquiera la luz puede escapar a su inmensa atracción gravitatoria.
¿Pero cómo sabemos que hay un agujero negro en el centro de nuestra galaxia si no podemos verlo?
El telescopio Keck de Hawái es uno de los más potentes del mundo.
El telescopio Keck
La astrónoma Andrea Ghez lo ha utilizado para observar las débiles estrellas próximas al centro de la Vía Láctea.
Dra. Andrea Ghez, Universidad de California- «Esta es una de las imágenes que obtuvimos anoche. De hecho, vemos que hay estrellas más débiles hacia el centro de nuestro campo de visión, y estas estrellas son importantísimas. Su movimiento nos revela la presencia del agujero negro».
Estas estrellas orbitan a gran velocidad en torno a una masa central.
6.000 km por segundo
Viajan alrededor de esa masa de la misma manera que la Tierra orbita alrededor del Sol.
Pero su velocidad nos indica que orbitan alrededor de algo cuatro millones de veces más pesado que el Sol.
4 millones de veces la masa del Sol
El tamaño de las órbitas implica que la masa debe de estar condensada en un espacio muy pequeño; por eso Ghez, al igual que otros, cree que giran alrededor de un agujero negro de masa gigantesca llamado Sagitario A*.
Sagitario A*
Este se encuentra a 26.000 años luz de la Tierra.
Es decir, la distancia que nos separa de ese horizonte de sucesos es 1.500 millones de veces mayor que la que nos separa del Sol.
La galaxia gira en torno a este agujero negro de masa gigantesca, pero este permanece aletargado en su centro.
Las estrellas que componen la Vía Láctea no son atraídas hacia él, y el agujero negro solo puede tragarse aquello que se cruza en su camino.