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Crecer mucho tiene grandes ventajas para las plantas como el acceso a más luz solar.
Pero también supone un gran reto.
La forma en la que este imponente árbol lleva el agua desde el suelo hasta las hojas parece una proeza de ingeniería.
Las plantas cuentan con un simple sistema de tubos que llevan agua y alimento a toda la planta.
El xilema y el floema.
Xilema
Floema
Los vasos del floema se encuentran hacia el exterior del tallo.
Son más finos que un cabello, se agrupan muy juntos y recorren toda la longitud de la planta.
Cada tubo está formado por células vivas, unidas por sus extremos, que forman un tubo continuo.
Sus finas paredes están perforadas, como un tamiz, para que los azúcares de las hojas pasen al resto de la planta.
Floema:
Células vivas
Transportan el alimento desde las hojas.
Más hacia el interior del tallo está el xilema, células muertas que forman un tubo hueco.
El agua y los minerales suben por estos tubos de las raíces a las hojas.
Xilema:
Células muertas
Transportan agua de las raíces a las hojas.
Pero, ¿cómo sucede todo esto?
En las profundidades del suelo, las células de los pelillos de las raíces se extienden buscando la humedad.
Como el interior de la célula contiene menos agua que la solución del suelo, el agua penetra en ella por ósmosis.
Y viaja hacia el xilema desde la raíz.
Ósmosis:
paso de una concentración alta a una baja
Pero una vez en el xilema, comienza a actuar otra fuerza que se genera en la parte superior de la planta- la transpiración: la evaporación de agua de las hojas.
Transpiración:
pérdida del 90 % del agua de las raíces a través de las hojas
Cuando el agua sale de las células de las hojas, atrae más agua del xilema para sustituirla, y como forma un tubo continuo, el xilema hueco actúa como una pajita que chupa agua de las raíces.
Así que el secreto de la subida del agua es que no se ve empujada, sino que se tira de ella.
La potente fuerza de succión generada por la transpiración lleva el agua hasta la punta de los árboles más altos.